sábado, 16 de marzo de 2013

Fotos de la Historia


Palacio Nacional en San Salvador Antigua.


Después de los acuerdos de paz reunión en el palacio nacional miembros del FMLN.


Una vista de la 2º Avenida Sur, lo que vendria siendo como la calle que donde esta el teatro nacional en dirección hacia el Rio Acelhuate..


Titular Diario de Hoy 14 de octubre 1984


Nuestra Capital en la actualidad


Manifestación en contra de la muerte de Monseñor Romero


Cañon utilizado en la guerra de las 100 Horas


Funeral monseñor Romero


Quemados durante la ofenciva hasta el tope



Hospital nacional de Niños Benjamín Bloon después del terremoto Octubre 1986


Colonia las Colinas en Santa Tecla después del terremoto 2001



Una de las primeras estampillas después de haberse constituido como república de El Salvador.



Destruccion que de dejo terremoto 1982


Guerra Civil llamada "ofensiva hasta el tope"


Aviones y tropa para la guerra de las 100 horas



Monseñor Romero en su lecho de muerte



Acta de Independencia de centro América


Día del asesinato de Monseñor Romero


la mesoamerica 


Revolucionarios indigenas



Feliciano Ama


Ochoa Perez y Monterrosa



Ultima Homilia monseñor Oscar Arnulfo Romero

Algunos Videos

"Cicatriz de la Memoria, 1932"
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5

San Salvador 1947

El Salvador 1880-1970

Guerra de las 100 Horas 1969

Muerte Monseñor Romero 1980

Homilía Monseñor Romero 23 Marzo 1980

Terremoto 1986

Ofensiva hasta el tope 1989

Acuerdos de paz 1992

Los Acuerdos de Paz




Proceso de diálogo y negociación:

Las primeras negociaciones entre gobierno y guerrilla fueron meros acercamientos al diálogo, sin obtener verdaderos acuerdos que derivasen en el fin del conflicto. Tras varias rondas de negociación, el número de víctimas seguía creciendo y la polarización política dificultaba la finalización pacífica del conflicto. En 1989, tras la intervención de Naciones Unidas, se iniciaron negociaciones que arrojaron acuerdos concretos para la salida consensuada al conflicto. Se nombraron comisiones negociadoras por ambas partes y se estableció una agenda para tratar los puntos álgidos por resolver. Como resultado de la negociación, se produjeron varios acuerdos y modificaciones de la Constitución de la República, que permitieron que ambas partes cedieran hasta lograr un consenso, en parte forzados por factores internos y externos que influyeron en las decisiones.
Ronda de La Palma, Chalatenango: el 15 de octubre de 1984 hubo un primer acercamiento entre las partes en conflicto en la ciudad norteña de La Palma. Dicha reunión dio como resultado el "Comunicado Conjunto de La Palma"; la delegación del Gobierno fue integrada por el Presidente de la República; por su parte, la delegación de la guerrilla fue encabezada por el Doctor Guillermo Manuel Ungo y actuando como moderador monseñor Arturo Rivera y Damas, Arzobispo de San Salvador. La declaración fue escueta y vaga; sin acuerdos firmes y con el único logro de constituirse en un acercamiento político.
Ronda de Ayagualo: se dio el 30 de noviembre de 1984, en Ayagualo, departamento de la Libertad. Las comisiones fueron presididas por el doctor Abraham Rodríguez y el doctor Rubén Zamora, por el gobierno y la guerrilla respectivamente. Como mediadores se presentaron los moseñores Arturo Rivera y Damas, Giacomo Otonello y Gregorio Rosa Chávez. En dicha reunión se emitió el "Comunicado Conjunto de Ayagualo", el cual manifestaba la disponibilidad al diálogo entre las partes y el compromiso de continuar negociando
Ronda de Sesori: se había fijado para el 19 de septiembre de 1986 y los representantes del gobieron y la guerrilla fueron Rodolfo Antonio Castillo Claramount y Jorge Villacorta respectivamente; siempre bajo la mediación de monseñor Rivera y Damas. Sin embargo, no se realizó por un quiebre en las negociaciones. Fue hasta varios meses después que se reanudó el proceso en una reunión privada en Panamá, donde se acordó la evacuación al exterior de 42 lesionados de guerra del FMLN el día de enero de 1987 y el canje del Coronel Omar Napoleón Ávalos por 57 guerrilleros detenidos.
Ronda de la Nunciatura: se llevó a cabo el 4 y 5 de octubre de 1987. Bajo la ya acostumbrada mediación de monseñor Rivera y Damas, representó al gobierno Fidel Chávez Mena y a la guerrilla, Salvador Samayoa. En dicha reunión se emitió el "Comunicado Conjunto de la Tercera Reunión de Diálogo", el cual expresaba la voluntad de buscar un cese al fuego y de respaldar las decisiones tomadas por el Grupo Contadora (Colombia, México, Panamá y Venezuela), el cual buscaba la pacificación en Centroamérica.


Firma de los Acuerdos



Los Acuerdos de Paz firmados en enero de 1992 fueron un pacto entre el Gobierno de El Salvador y el  Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN. El documento comprometió al Estado a  realizar cambios institucionales estratégicos que serían una alternativa al ordenamiento político que, aunque  ya agotado, habían provocado este conflicto armado. 
Veinte años más tarde, ¿puede determinarse si los pactos sentaron las bases para la refundación de la  república salvadoreña? Transcurridos 11 años de la firma de estos Acuerdos, el Secretario General de las  Naciones Unidas anunció el 20 de diciembre de 2002 que la función de verificación de este organismo en El Salvador había llegado a su fin. Planteó que los 4 objetivos principales pactados por el gobierno y el FMLN
–“el fin de la guerra, el pleno respeto a los derechos humanos, la democratización y la reconciliación– se habían logrado o estaban bien encaminados”. “El Salvador de 2002 es un país transformado”, decía al   afirmar que el FMLN se había integrado en forma completa a la institucionalidad política nacional, que las Fuerzas Armadas se habían reformado y retirado de la vida política y que la impunidad ya no era la norma de las instituciones del estado.
Pero también reconocía que El Salvador se integraba a la vida nacional, regional y hemisférica, “con instituciones aún frágiles, una cultura política endeble y amplias desigualdades socio-económicas”, tal como sostuvo el Informe sobre Desarrollo Humano de 2005. La polarización, la dificultad para alcanzar nuevos acuerdos políticos y la reducida participación ciudadana en la vida política y en los partidos, eran otros aspectos deficitarios del proceso en ese momento.

La rebelión de Anastasio Aquino



Anastasio Mártir Aquino (Santiago Nonualco, 16 de abril de 1792- San Vicente, 24 de julio de 1833) fue un líder indígena salvadoreño que encabezó la insurrección de los nonualcos, un levantamiento campesino en El Salvador durante la existencia de la República Federal de Centro América. Nació en el seno de una familia que pertenecía al linaje de los Taytes (Caciques) de la etnia de los Nonualcos, pueblo indígena que ocupaba el actual territorio del departamento de La Paz.

Antecedentes
Después de la declaración de independencia de las provincias del Reino de Guatemala en 1821, se formó la República Federal de Centro América (1824), que tuvo una difícil existencia. Los encuentros entre liberales y conservadores, entre los caudillos locales, la falta de recursos y una organización precaria, entre otros, eran caldo de cultivo de violencia a lo largo y lo ancho del istmo.
La necesidad de llevar recursos al Estado obligaba a aplicar una serie de medidas económicas que eran de total desagrado a las mayorías, entre ellas los tributos y expropiaciones. Esta última, especialmente, golpeaba a los indígenas que durante la época colonial al menos tenían asegurada una parcela de tierra. Así, este grupo, que ya desde los primeros años de la llegada de los españoles se encontraba en desventaja dentro de la organización social, lo estaba aún más debido a la agitación de los primeros años de independencia.
El gobierno de El Salvador tuvo que implementar medidas antipopulares en 1832, tales como una contribución directa sobre la propiedad inmueble y la renta. También el constante reclutamiento forzoso era de desagrado general. Todo esto dio paso a que el descontento se desatara, dando lugar a la proliferación de alzamientos populares y asaltos a cuarteles. Una de las principales rebeliones ocurrió en San Miguel, pero acaecieron otros intentos en Chalatenango, Izalco y Sonsonate que fueron controlados.
La rebelión
Fue en Santiago Nonualco donde se realizó el principal alzamiento a comienzos del año 1833 encabezado por Anastasio Aquino, quien exhortaba a desobedecer al gobierno. A finales de enero, el caudillo logró reunir un ejército de proporciones suficientes para presentar batalla. Es probable que reuniera unos 3.000 hombres. El comandante de la vecina ciudad de San Vicente, J.J. Guzmán, recibió órdenes de sofocar la rebelión, pero en el primer intento terminó emboscado. Otro ataque, realizado el 5 de febrero, también fracasó. Al tener noticia de esta última derrota el comandante Guzmán huyó.
Mientras tanto, en la ciudad capital de San Salvador, el jefe político Mariano Prado, al verse incapaz de sostener la situación, depositó el poder en el Vice Jefe Joaquín San Martín. Este nombramiento provocó descontento entre las filas militares, por lo que la tropa abandonó la ciudad. La localidad quedó sumida en el caos, y el mismo San Martín tuvo que resguardarse para salvar su vida. Por su parte, Aquino no recibió las noticias del desorden que reinaba en la capital; de haberlo conocido, la ocupación no hubiera sido difícil. Con sus tropas acantonadas en Zacatecoluca, decidió partir a la vecina San Vicente el día 14 de febrero. En este lugar los vecinos de la ciudad se apresuraron a resguardar todo objeto de valor. Con dos tropas —una al mando de su hermano y otra de un amigo— arribó la madrugada del día 15 bajo condiciones amigables pues los habitantes preferieron no enfrentarlo.
El rebelde tuvo la intención de quemar la ciudad por haber recibido desde allí los primeros ataques, pero desistió ante la intervención de un antiguo amo para el cual había servido. Aquino fue nombrado por sus parciales como Jefe Político de San Vicente, pero ni con esto impidió un saqueo general a la ciudad. De acuerdo a la tradición popular, Aquino se dirigió a la Iglesia de El Pilar y, después de quitarle la corona a la imagen de san José, se la colocó en su propia cabeza y se proclamó como Rey de los Nonualcos. Asimismo, en Tepetitán se le proclamó "Comandante General de las Armas Libertadoras", y emitió su Decreto de Tepetitán el 16 de febrero. El pequeño código regulaba con duras penas el homicidio, robo y vagancia, entre otros; además, tenía un apartado para la protección de las mujeres casadas o recogidas, una sección notable por la situación de desventaja en que se encontraba la mujer en esa época. Por otro lado, el Gobierno trataba de llegar a un acercamiento con el sublevado para que depusiera sus armas bajo la intermediación de dos sacerdotes: uno de ellos, de apellido Navarro, tuvo contacto con Aquino, sin obtener resultados.
No obstante, las autoridades lograron reunir un ejército para enfrenar a Aquino, agregándose a las tropas habitantes de San Vicente, con la intención de vengar el saqueo. Uno de los comandantes, el Mayor C. Cuellar, quiso enfrentar por sí solo al rebelde, pero salió derrotado. De acuerdo al folclore, Aquino se le abalanzó al grito de "treinta arriba, treinta abajo, y adentro Santiagueños" que probablemente se refería al lugar que ocupaban sus tropas al momento del ataque.
Fue la mañana del 29 de febrero que se libró la batalla decisiva en Santiago Nonualco entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes, quienes se presume estaban siendo diezmados por una enfermedad. Aprovechando la situación, el coronel J. López mandó un ataque general que dispersó a los insurrectos, pero no se logró la captura de Aquino.
Para atrapar al rebelde, se propuso perdón a las vidas de quienes revelaran su paradero. A pesar de que hubo negativa de sus parciales, hubo alguien que lo traicionó y logró ser capturado el 23 de abril. Aquino seria trasladado a Zacatecoluca donde fue juzgado y condenado a muerte. En la ciudad de San Vicente se ejecutó la pena por decapitación. La cabeza del insurrecto fue colocada en una jaula con el rótulo: "ejemplo de revoltosos".

Fotos de una visita a la historia